En este proyecto en Zaragoza partíamos de una vivienda con mucho potencial y el objetivo claro de adaptarla a una nueva forma de habitarla, más fluida, más funcional y, sobre todo, más personal.

La intervención principal se realizó en la cocina, donde se decidió demoler la pared a media altura para abrir el espacio sin perder estructura. Sobre esa base se diseñó un gran biombo de madera oscura, realizado a medida, con formas curvas que aportan movimiento, carácter y una transición sutil entre estancias. Un elemento protagonista que permite separar sin cerrar y que se convierte en una pieza clave del proyecto.

La carpintería a medida ha sido uno de los grandes hilos conductores de la reforma, pensada milímetro a milímetro para optimizar los espacios, mejorar el almacenaje y acompañar la nueva distribución de la vivienda.

En las habitaciones se realizaron pequeñas intervenciones técnicas, ajustando mecanismos y detalles para que todo encajara a la perfección con el nuevo planteamiento espacial. A partir de ahí, llegó la parte más emocional del proyecto: la decoración personalizada.

Cada dormitorio se diseñó pensando en la persona que lo iba a habitar. Los papeles pintados tienen un papel protagonista en el despacho, en la habitación de la niña pequeña y en la suite principal, aportando textura, identidad y un punto de sorpresa.

Los textiles, la ropa de cama y la decoración, junto con una cuidada selección de iluminación, terminan de vestir la vivienda, creando ambientes acogedores, equilibrados y llenos de intención.

Un proyecto donde arquitectura interior, carpintería, decoración e iluminación se unen para dar forma a una casa pensada para disfrutarse cada día.